La comparación de la telaraña con el territorio va mucho más allá de la mera metáfora: es una aplicación concreta del principio de acuerdo con el cual los seres vivos segregamos simbólica y materialmente nuestros propios territorios y estos, en consecuencia, constituyen prolongaciones de nuestras propias vivencias, realidades, memorias, aspiraciones y afectos. Ampliando la foto (click sobre la misma) se puede comprobar, además, que el cuerpo mismo de la araña es o contiene un territorio. Por esa misma razón, cuando ocurre un desastre que destruye o 'desorganiza' el territorio y nos 'desorganiza' la vida, no basta con que alguien de afuera, seguramente con la mejor voluntad y con mucha eficiencia, nos reconstruya el territorio destruido mientras nosotros miramos. El reto de cualquier proceso de reconstrucción o de reasentamiento, es fortalecer las capacidades de la araña, para que ella misma, a su propio ritmo y con sus propios objetivos, segregue los hilos necesarios y teja otra vez su telaraña.
Esto por lo general no lo entienden -o sí lo entienden en la teoría pero no lo aplican en la práctica- quienes consideran que la araña es una 'víctima impotente' y que alguien desde afuera debe asumir la decisión y el control de su destino.
Araña y yarumos del Recinto del Pensamiento en Manizales
1 comentario:
Con razón encuentro que cuando tengo la casa despelotada, es nada más el reflejo de un despelote interno.. que se va expandiendo, expandiendo... y termina despelotando todo al rededor.. y definitivamente, debe ser mas eficiente remendar la telaraña si se daña de adentro hacia afuera.. no al revés como a veces hago.
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