El primer libro que me regalaron fue "Aventuras de Huck" ("Huckelberry Finn" en inglés), del autor norteamericano Mark Twain.
La edición es del 30 de Agosto de 1950, pero a mí me la regaló mi primo chileno Hernán Larraín Chaux el 17 de Abril de 1954, en un viaje que hizo con sus papás a Popayán (la letra de la dedicatoria es de la tía Alicia, con seguridad). Yo tenía apenas dos meses y medio de vida, y por supuesto pasaron muchos años antes de que lo pudiera leer.
Mientras tanto, mi papá y mi mamá me leían y releían los capítulos del libro, de manera que yo ya me lo sabía todo cuando lo pude leer. (El sello era de mi abuelo, que se llamaba igual que yo. No es que yo fuera un burócrata precoz, que contara con sello propio a esa edad)
Nota publicada en El Tiempo en Febrero de 1959 y que mi mamá adhirió a una de las tapas del libro.
Una muy dura "Advertencia" de Mark Twain a sus lectores.
El entorno fluvial de Huckelberry Finn. Sólo hasta ahora adquiero conciencia de cuánto me marcaron esas ilustraciones (al igual que las de los libros de Verne y posteriormente las de los comics de ciencia ficción, e incluso las de La Pequeña Lulú: de esas si sabía)
Hace algunos años estuve en el Mississippi, pero nunca me encontré con Huck Finn. Y resulta que me lo vine a encontrar, la semana pasada, trabajando en un planchón del río Sinú. Salvo los guantes, no le ha pasado un sólo día desde que, hace más de 50 años, mis papás me leían su descripción.
Las fotos que siguen no requieren explicación. 
"Para Adán, el Paraiso era donde estaba Eva"